ANALISIS - Dragon Age: The Veilguard

Por Carlos Carames

Dragon Age, sus orígenes

En muchos sentidos, Dragon Age se supo erigir como uno de los máximos referentes del RPG occidental, el lanzamiento de su primera entrega (Dragon Age Origins) no supuso una revolución jugable al género, pero si le permitió a Bioware llevar el género a una masa de usuarios sin muchos precedentes. Una propuesta oscura, que no renunciaba a una capa de profundidad explotable importante introducida en un mundo de fantasía fantásticamente construido hicieron de Dragon Age Origins, un juego de culto.

Su secuela (titulada Dragon Age 2) utilizó un arte algo más caricaturesco, agilizó el ritmo de los combates, presentó nuevos protagonistas y expandió el lore un poco, pero no sólo que no alcanzó las cotas de calidad del primer juego, sino que en varios sentidos hasta se sintió una decepción. Pero entre tanta crítica, Bioware tomo la interesante decisión de permitirle al usuario importar la partida del título original a fin de que muchas de las decisiones que tomó inicialmente ayudaran a construir el mundo con el que arrancaríamos, eso gustó mucho.

Para el lanzamiento de la tercera entrega, se prescindió de esta última herramienta pero se creó “The Dragon Keep”, un portal Web donde los usuarios podrían vincular sus cuentas y configurar manualmente sus decisiones en entregas anteriores, a fin de que el mundo creado para el inicio de este tercer juego también se configurara a gusto. Asimismo, volvió un poco a las raíces artísticas y jugables, el resultado no pudo ser mejor: con mas de 12 millones de copias vendidas y alzándose no solo como el RPG del año, sino también como el juego del año de 2014, Dragon Age Inquisition fue un éxito rotundo. 


Un nuevo Dragon Age, 10 años después.

Sin embargo, 10 años son mucho tiempo. No sólo dentro del mundo de los videojuegos sino en general y mucho ha pasado desde ese momento de gloria para la propia Bioware: lanzamientos polémicos a cargo de estudios de soporte (Mass Effect Andrómeda), una trilogía de Mass Effect remasterizada que prescindió de algo del material original por problemas de conservación y un intento fallido en el mundo de los juegos como servicio (Anthem) dejaron la imagen del estudio en una situación comprometida. Si a esto le sumamos la infinidad de rumores referidos a problemas en el desarrollo de su siguiente título (desde un cambio de modelo jugable, hasta un eventual reinicio, con cambio de nombre incluido) indudablemente que Dragon Age – The Veilguard estaría bajo la lupa. ¿Pero que tal ha salido? La verdad, es un poco complicado dar un veredicto que satisfaga a todo el mundo, porque mucho ha cambiado en estos 10 años.

Y decir que han pasado 10 años desde el exitoso Dragon Age Inquisition no es un punto menor a marcar, ya que muchas cosas han cambiado en este tiempo, desde la forma en la que se desarrollan los juegos hasta la forma en la que los consumidores reaccionamos ante los mismos: hoy las empresas no invierten decenas de millones haciendo juegos de potencial nicho, las redes sociales le han dado otra fuerza a las criticas de los fans (y con ello, una toxicidad sin precedentes) y no solo eso, también ha ganado fuerza una discusión mas relacionada a la construcción estructural de la sociedad, desde el punto de vista sexualidad, identidad de género y –por que no- de valores.

Dicho eso, queremos empezar diciendo que Dragon Age Inquisition es un gran juego, pero entendemos que no sólo puede no ser un juego para todo tipo de públicos, sino que además puede que una parte importante del fandom ni siquiera lo acepte como un nuevo Dragon Age, pero vamos por parte…

Un reinicio, que no es del todo un reinicio y mucha polémica.


Para empezar, Bioware decidió sacarse de un plumazo la idea de construir el entorno inicial en base a decisiones anteriores trasladando la acción a otra región totalmente nueva: mientras en el sur de Thedas la Inquisición seguirá combatiendo a la Ruina, nuestra historia arrancará en el norte, este cambio regional le permite a Bioware replantear un mundo desde otras reglas culturales y sin pegarse tanto a elementos del lore que tenían mucho peso en entregas anteriores a la vez que irónicamente, se sitúa cronológicamente casi de manera inmediata al final de Inquisition (o mas bien , de su posterior DLC “Intruso”) con un antiguo viejo conocido tratando de detener a otro protagonista de dicho juego, a la vez que presenta un nuevo equipo conformado por personajes mayoritariamente nuevos. Nuestro protagonista, apodado “Rook” (el novato) y que puede ser construido en su totalidad desde el editor del juego (marcando no sólo apariencia, sino raza y hasta un contexto histórico) deberá unir a un equipo muy diverso en una aventura frente a un enemigo mucho mas poderoso que los enfrentados en entregas anteriores, pero esa es otra historia y sería entrar en terreno de spoilers, cosa que no haremos.

Dicho eso, algunas líneas atrás dijimos que podía ser que en muchos sentidos este nuevo juego no se reconozca como un Dragon Age al uso por el fandom y el motivo de ello es simple: la necesidad de ventas y la demanda general del mercado por juegos de mas acción, llevó a Bioware a borrar del mapa una parte importante de los factores que caracterizaron a los grandes Dragon Age: el sistema de combate lento y estratégico fue reemplazado por un ágil sistema hack and slash, la posibilidad de preconfigurar la IA de nuestros aliados se eliminó por completo y se simplificó al grado de que los mismos ahora no pueden caer en combate, el crafteo de equipamiento y la posibilidad de armar sets de armaduras se eliminó y sólo quedó la posibilidad de mejorar piezas de equipamiento que encontremos o compremos en las tiendas (que si tienen su propios atributos y efectos) con un ENORME énfasis en la modificación de la parte cosmética. Además de ello, el arte con un tinte “oscuro” de la saga ha sido reemplazado por una paleta de colores algo más viva, que visualmente queda muy bien pero que se despega bastante de lo que uno normalmente asociaría con la franquicia Dragon Age. 


Otro elemento que ha generado mucha polémica va de la mano de la construcción del mundo y estándares que la sociedad ha cambiado a la hora de abrazar y que es difícil expresar sin caer en polémicas… Bioware ha cambiado, en algunos aspectos para bien, en otros para mal. No vemos mal que por ejemplo haya corregido enfoques de cámara a hora de remasterizar la trilogía Mass Effect por ejemplo, pero en otros puntos ha ido mas allá: Dragon Age siempre convivió con la posibilidad de que la construcción de sus personajes sean diversos, nunca tuvo tapujos para mostrar personajes homosexuales, escenas de sexo relativamente explícito o a la hora de mostrar brutalidad en cierto tipo de escenas y para the Veilguard se metió en un terreno algo mas polémico, si bien mantuvo la violencia de los combates sacrificó bastante la crudeza de los mismos, se decidió enfatizar (de manera innecesaria y hasta forzada) cuestiones de identidad de género (al punto que las misiones de fidelidad de un personaje de nuestro equipo giran en torno a su construcción como personaje no binario y el posterior proceso de aceptación por parte de su madre) o el uso del llamado lenguaje inclusivo para muchos de sus diálogos. No estoy aquí para valorar si esto es bueno o malo, pero si que entiendo que no es el tipo de contenido que uno puede estar esperando cuando busca un videojuego e inevitablemente habrá un sector que lo sentirá como una ofensa.

¿Bueno, malo, o simplemente distinto?

Quizá suene redundante, pero con estos elementos en consideración, no sorprende que en varios sentidos el juego choque con las expectativas que un nuevo Dragon Age genera, pero es por ello Dragon Age The Veilguard un juego malo? De ninguna manera, sino mas bien todo lo contrario. 


El sistema de combate no reinventa nada, en muchos sentidos se siente hasta simple o carente de opciones (los combos son un poco limitados, por ejemplo), pero cumple con una premisa no menor: ENTRETIENE y mucho, hay una capa RPG que inevitablemente tendremos que asimilar al pelear (como maximizar ciertos efectos como el quemar al oponente) pero además a su manera se las arregla para ofrecer variedad en la gran cantidad de horas de juego que tiene para ofrecer: desde el simple hecho de que las respuestas que elijamos a ciertos diálogos tendrán un impacto posterior en como nos tratan ciertos NPCs, pasando por alguna toma de decisiones que marcará como evolucionan distintos lugares o personajes hasta llegar a la cantidad y variedad de misiones secundarias que The Veilguard tiene para ofrecer, las mismas no sólo que son variadas y ayudan a determinar el resultado del final del juego (que tiene 3 finales posibles de acuerdo a ciertas circunstancias) sino que además ayudan a comprender y explicar el universo de Dragon Age a niveles que ninguna otra entrega anterior pudo, claro que para ello hay que dedicarle tiempo.

No sólo eso, la historia principal cuenta con algunos picos de acción que son realmente muy buenos, destacándose un combate que recuerda a la memorable batalla de Ostagar en Dragon Age Origins, pero por sobre todo en el tramo final del juego, que no le envidia nada a las memorables misiones suicida que tuvimos en juegos como Mass Effect. Dragon Age The Veilguard tiene muchísimo para ofrecer, en nuestro caso invertimos casi 70 horas para disfrutar todo lo que el juego nos podía dar y la oferta nos gustó muchísimo. Podría decirse que la vieja Bioware no está muerta, simplemente mutó a una un poco mas abarcativa.

Arte, elementos técnicos y sonoros

Ya hablamos anteriormente del acabado artístico del juego y su polémico cambio en la paleta de colores, pero es imposible no hablar de The Veilguard sin destacar que técnicamente estamos ante un juego precioso: los escenarios, los modelados, los efectos de partículas, el buen uso de la iluminación global hacen de The Veilguard un juego muy atractivo a los ojos. Si bien el título tiene 2 modos gráficos (calidad y rendimiento) recomendamos encarecidamente el uso del que prioriza los 60 fotogramas por segundo, ya que no sólo que el recorte gráfico no es tan notable mas allá de la resolución, sino que el modo a 30fps no hace uso de técnicas alternativas que mejoren la sensación (como el motion blur) y las animaciones a veces se pueden sentir toscas y hasta inconsistentes.

En el aspecto sonoro, el juego cumple mas que bien, la banda sonora original acompaña muy bien el producto general y la calidad de sonido es muy buena, al punto que el juego te ofrece la posibilidad de utilizar tecnologías de sonido espacial propias si vas a jugar con los altavoces de tu televisor, sin embargo el uso de auriculares es altamente recomendado ya que la calidad de la mezcla de sonido se nota aun mas así.

Donde el juego quizá no destaca tanto es en lo referente a actuaciones de doblaje, nuestro contacto con Dragon Age The Veilguard fue utilizando las voces originales en inglés y subtítulos en español y la mayoría de los doblajes nos parecieron simplemente correctos. 

Conclusiones finales

Se entiende que Dragon Age The Veilguard no sea lo que muchos esperaban, aun así es un gran juego a su manera: ofrece una historia interesante, combates entretenidos, expande el lore de Dragon Age hasta niveles que nunca antes se había logrado y ofrece uno de los mejores tramos finales de campaña en la historia de la franquicia. Si estás dispuesto a convivir con sus puntos polémicos te vas a encontrar con un juego que te cautivará y que desde Colectiva Xbox recomendamos.

  • Desarrollado por: BioWare
  • Publicado por: EA
  • Fecha de lanzamiento inicial: 31 de octubre de 2024
  • Disponible en: Xbox Series, PC, PS5

*Código de review proporcionado por EA*