ANÁLISIS: Dragon's Dogma 2

Por Ariel Fuentes

En 2012, Capcom publicó un RPG de acción muy recordado: Dragon´s Dogma. Ya en la pantalla de título, cuya música era muy curiosa para un juego de ese estilo, nos dábamos cuenta de que estábamos ante una propuesta original, con ideas disruptivas para un género clásico. Aunque no cumplió todo lo que se propuso, quedó en la memoria de parte de la comunidad rolera y ahora, una docena de años después, llega su esperado sucesor.

Dragon´s Dogma 2 es más que una secuela: es prácticamente un relanzamiento de aquel primer juego, que aprovecha los aprendizajes del equipo y las innovaciones técnicas que hubo en más de una década para, seguramente, acercarse más a la visión original de su director (Hideaki Itsuno, cerebro detrás de la mayoría de los Devil May Cry).

La estructura es muy similar: un juego de rol orientado a la acción, ambientado en un mundo abierto inspirado por las fantasías épicas de corte medieval, lleno de criaturas colosales, combates desafiantes y una historia con bastantes clichés: somos el Ascendido, un elegido para alcanzar nuestro destino manifiesto. Exploremos cada aspecto de este juego que, haciendo honor a su linaje, es original, ocasionalmente desprolijo, y termina resultando superior a la suma de sus partes.

Primero, el mapa, cuatro veces mayor que el original, denso en un buen sentido (cargado de elementos bien diseñados y capas de complejidad interesantes de navegar), con verticalidad y un mínimo indispensable de variedad estética. Hay dos grandes regiones, cada una con su respectiva ciudad capital (Vermund, rodeada de bosques típicos de la Europa feudal y Battahl, con volcanes y desiertos). Tanto estas urbes como otros poblados menores se sienten orgánicos, vivos, y por ellos pululan múltiples NPCs con los que podemos interactuar. Hay gremios, armerías, tabernas, templos y todo lo que podemos esperar de un RPG tradicional.

Este mundo, aunque invita a ser conocido y disfrutado, es trabajoso de recorrer dado que nuestro personaje tiene una cantidad limitada de energía y –cuando sale de las zonas urbanizadas- se cansa bastante rápido. Para colmo, ir con sobrepeso empeora esta situación, y hay que estar microgestionando el inventario para aligerar equipaje. Por si todo eso fuera poco, usar el limitado sistema de viaje rápido es costoso: habrá que gastar un ítem relativamente raro para desplazarnos entre los contados puntos de teletransportación que están distribuidos por el mapa, o bien esperar por alguno de los transportes que cotidianamente unen ciertos puntos. Estos son baratos, pero las caravanas pueden ser atacadas durante las travesías.

Entonces: cada aventura es una especie de maratón en la que no sabemos cuánto tardaremos en volver a la civilización para reabastecernos, porque puede pasar que la noche nos encuentre en el medio del camino y tengamos que montar un campamento para comer y descansar. Las noches, como es de esperar, presentan sus propios peligros y enemigos de tinte espectral, y creemos que ofrecen algunos de los momentos más bellos y mejor iluminados del juego. Explorar es estimulante, porque en parte es una apuesta: ¿lograremos encontrar otro pueblo, u otra fogata, antes de ser abrumados por la desorientación, el daño o el cansancio?

Sobre los enemigos: hay dos grandes categorías. Una, los básicos de tamaño humanoide, que encontraremos constantemente y que constan de un puñado de clases bastante repetitivas (goblins, orcos, esqueletos, saurios, bandidos y animales salvajes, entre otro par de opciones). La segunda es la que perpetuó al primer Dragon´s Dogma en la memoria popular: criaturas de mayores dimensiones y tamaño, como Minotauros, Gólems, Quimeras, Cíclopes, Grifos, Hidras y Dragones. Enfrentar a esta gama de colosos suele ofrecer las mejores experiencias del juego, dado que suelen ser combates dinámicos y viscerales, intentando escalar a sus enormes cuerpos buscando puntos débiles y sobrevivir a su monstruoso poder.


Enfrentemos al bandido más débil o un Dragón de máxima jerarquía, el combate es siempre divertido. Tiene una energía cinética muy atractiva a la mano: cada entidad transmite apropiadamente su fuerza y su peso. Además de varios tipos de equipamiento, armas, ataques especiales y magias, podemos literalmente levantar a los enemigos más comunes para arrojarlos donde queramos. Surgen así situaciones muy improvisadas y divertidas, donde también podemos utilizar elementos del escenario (lanzar piedras, demoler algunas paredes, o derrumbar puentes). Otro elemento que permite estrategias emergentes es el agua: como no hay sistema de nado, quien caiga en ella será devorado por unos tentáculos rojos. Imaginen lo satisfactorio que es hacer caer en ella a ese maldito Cíclope que estuvo apaleando a nuestro equipo durante quince minutos.

Podemos elegir entre varias clases típicas, desbloqueando movimientos y habilidades a medida que las vamos dominando. Es un sistema conservador pero que permite cierta experimentación. En nuestro caso, fuimos fieles a nuestra tradición y recorrimos toda la historia bajo la clase básica Guerrero, con espada de una mano y escudo. Cuando probamos otros estilos, nos encantaron, y cambiar de vocación asegura cierta rejugabilidad.

Uno de los aspectos más distintivos de Dragon's Dogma 2 es el sistema de peones. Estos aliados controlados por IA acompañan al jugador en su aventura, proporcionando apoyo en combate, recolectando ítems y conversando, o levantándonos cuando somos derribados. Al peón principal podemos diseñarlo a gusto, incluyendo su aspecto y su clase; a los demás los reclutaremos de entre un amplio catálogo de opciones diseñadas tanto por Capcom como por otros jugadores. Esto es lo más parecido que Dragon´s Dogma 2 tiene a un multijugador: poder hacer misiones junto a peones creados por otra gente.  

La gestión de los peones, tanto propios como de otros jugadores online, añade profundidad y complejidad a la experiencia. Al pasar los días entre peleas y campamentos iremos forjando cierto cariño por algunos de ellos, aunque inevitablemente tendremos que decirles adiós para contratar otros camaradas más poderosos, que escalen de nivel junto a nosotros.

Hablando de eso, las primeras 8 o 10 horas pueden resultar complejas, dado que no es un juego que nos señale explícitamente por dónde proceder, y podemos deambular hacia una zona demasiado exigente para nuestras habilidades todavía sin desarrollar. Dicho eso, la práctica hace al maestro, y para cuando éramos nivel 40 no teníamos rivales serios más allá de los enemigos en la cúspide de la cadena alimenticia.

La historia de Dragon´s Dogma no es particularmente cautivadora. Aunque tiene algunas escenas capaces de generar curiosidad, pasar por muchos lugares comunes y es muy predecible. Lo de siempre: un Dragón muy poderoso nos unió a su destino, y tenemos que encontrarlo para derrotarlo y salvar al mundo. Es una excusa para disfrutar de las mecánicas tan satisfactorias que tenemos a nuestra disposición.

Las misiones sí son creativas, con muchos aciertos y bastante variedad. El único gran defecto que identificamos fue el de las irritantes misiones de sigilo, que nos parecieron mal resueltas.

Los aspectos técnicos de Dragon's Dogma 2 son... ambiguos. Lo motoriza el popular RE Engine, que tantas satisfacciones le estuvo dando a Capcom durante los últimos años, pero que jamás había sido exigido a estos extremos. El creador de personajes es muy potente, y estuvo disponible algunos días antes del lanzamiento oficial del juego, para que no perdiésemos tiempo diseñando el físico de nuestro avatar.  

En general, los diseños y texturas no desentonan. Por momentos logra verse impresionante, con algunas vistas a-lo-Oblivion del territorio por recorrer, con efectos mágicos sofisticados y un ciclo climático y de día-noche que suele ofrecer vistas destacadas. Dicho eso, también tiene su buena cuota de desprolijidades, con un rendimiento al que claramente le falta optimización (fue jugable en nuestra Series S, con tirones ocasionales). Según análisis especializados, en Series X corre a 4K y unos 40fps, y en Series S a 1440p, con significativamente menos detalles gráficos, y a unos 35fps.

Hay que aclarar que hasta la fecha se han lanzado dos parches que añade funciones básicas como crear una nueva partida desde cero o funciones tales como, capear el juego a 30FPS y desactivar el motion-blur, así como añadir algunas correcciones generales a las quests. 

La banda sonora de Dragon's Dogma 2 acompaña dinámicamente el ritmo del juego, con melodías orquestales que crean una atmósfera épica durante las batallas más intensas, mientras que también hay piezas más tranquilas y melancólicas. El sonido fue correcto, aunque por momentos la mezcla parecía sobrecargarse de efectos entre tantos espadazos, rayos y rugidos.

Jugando lo más rápido que pude para hacer una review a contratiempo, me llevó 43 horas completar la campaña de Dragon's Dogma 2 y la mayoría de sus misiones secundarias.

¿Valió la pena?

Dragon´s Dogma 2 es una experiencia más dulce que agria, creativa, con momentos bizarros y sistemas que pueden resultar recurrentemente incómodos, pero muy divertida de jugar. No se termina de tomar a sí mismo en serio, o eso parece: lo que nos impulsará a seguir avanzando por la misión principal no será develar la historia, sino sentir esa satisfacción única que puede ofrecer con sus entretenidísimos combates.  

Tiene, sí, algunos elementos muy frustrantes (el peso del equipamiento, el mal estado físico de nuestro protagonista, lo limitado y caro del viaje rápido), pero cuando brilla nos ofrece algunos de los momentos videojueguiles más memorables en lo que va de este 2024: ¿será candidato al GOTY, como me preguntaron algunos de mis colegas de Colectiva Xbox?  

Puede ser. Es muy bueno, y recomendable si te gusta el rol japonés orientado a la acción, pero en última instancia creo que no depende de sí mismo, sino de qué otras sorpresas nos depare el camino.

  • Desarrollado y publicado por: Capcom
  • Fecha de lanzamiento: 22 de Marzo de 2024
  • Plataformas: Xbox Series, PlayStation 5, PC

*Código de review proporcionado por Capcom*