IMPRESIONES: Beta de Diablo IV

Por Ariel Fuentes

Vuelve el rey de los RPG occidentales de acción. Gracias a la cortesía de Blizzard, pudimos probar la beta cerrada de Diablo IV, sólo disponible para quienes reservaron el juego. Les adelantamos nuestras impresiones, porque sabemos que es uno de los títulos más esperados del año y muchos deben estar calculando si lo compran o no.

Hace 25 años, una división californiana de Blizzard (Blizzard North) publicó un juego de rol muy centrado en la acción, ambientado en el enfrentamiento ancestral entre el Cielo y el Infierno. Sus gráficos detallados, su oscuridad, lo adictivo de su jugabilidad y su música misteriosa, entre otros factores, lo convirtieron en una leyenda, y nació una franquicia ampliamente respetada.

Recuerdo pasar muchas noches de 1997, en plena adolescencia, escuchando esa inolvidable melodía de Tristram. Luego vino Diablo II, del año 2000, que aún es reconocido como uno de los juegos más importantes de todos los tiempos y, en algunos aspectos, todavía el “patrón oro” de los RPG. Ya en 2012, tras una larga docena de años, llegó Diablo III, que comenzó su camino con muchos problemas pero eventualmente evolucionó hasta convertirse en un producto muy completo, y al que la comunidad aprendió a querer a pesar de sus defectos.

En la Blizzcon de Noviembre 2019 se anunció el regreso de la saga, bajo la mirada de millones de seguidores que invierten cientos de horas en estos juegos pero que vivieron algunas decepciones en los últimos años… porque también existen Diablo Immortal (para móviles) y Diablo II Resurrected, pero no fueron precisamente bien recibidos, y esa es otra canción.  Evidentemente decididos a obtener el visto bueno del público tras estos tropiezos, Blizzard anunció que Diablo IV se podría jugar en un dúo de betas (una cerrada, otra abierta) casi tres meses antes de su lanzamiento, agendado para el 6 de Junio de este año. 


 
Como dijimos, esta fase cerrada de la beta sólo estuvo disponible para quienes reservaron el juego o recibieron un código de reseña. Para participar en la beta abierta de este próximo fin de semana, sólo hay que descargarla desde tu plataforma preferida (PC, PS4, PS5, Xbox One o Xbox Series). La beta se desarrolla en el prólogo y el primer escenario del juego: las Cimas Quebradas, un mapa montañoso y nevado significativamente extenso, tanto en solitario como en cooperativo para hasta cuatro jugadores. Aunque elijamos ir solos, será frecuente cruzarnos con otros jugadores en muchos puntos del vasto mundo, dando un toque de MMO a la experiencia. Ir en grupo bonifica la experiencia obtenida; también hay multijugador local –como en los viejos tiempos- para dos jugadores, y, por supuesto, zonas para PVP.

El juego contará, en principio, con cinco clases distintas, todas conocidas para quienes juegan Diablo: el Bárbaro, el Hechicero, el Druida, el Pícaro y el Nigromante. Aunque los mencioné en masculino, podemos elegir el sexo de nuestro personaje, y también personalizar su aspecto. Aunque hay varios tipos de cara, cortes de pelo, colores de piel y decoraciones con los que distinguir a nuestros guerreros, es un sistema de customización relativamente simple para esta altura de la historia. Claro que, como la cámara isométrica se ubica relativamente lejos y la acción se puede poner muy frenética, sólo tendremos oportunidad de ver en detalle cómo lucimos durante algunas animaciones de la historia.

Sobre esta, no vamos a dar muchos detalles ni hay demasiado para spoilear. Sí queda claro que será muy importante la presencia de Lilith, hija de Mephisto y creadora de los Nephalem (raza a la que pertenecemos y que esencialmente es una combinación entre ángel y demonio, más allá de nuestra apariencia de humano). 
 

 
Aunque las mecánicas básicas son las mismas de siempre (machacar criaturas usando armas o hechizos), esta vez se nota el esfuerzo en diversificar las misiones. Además de los típicos calabozos procedurales y travesías por escenarios abiertos buscando ítems, para Diablo IV se suman novedades como eventos públicos a-lo-Destiny, pequeños modos horda, encargos que resolveremos no peleando sino con algún gesto, y una progresión claramente menos lineal que en sus predecesores. Se nos promete poder avanzar en la campaña en el orden que nos plazca, recorriendo las cinco regiones de Santuario y el Infierno en el ritmo que nos resulte más cómodo. Los enemigos van escalando su nivel casi en paralelo al nuestro, por lo que el desafío será constante, más allá de la dificultad que determinemos (y, como es habitual, será un espiral ascendente cada vez más brutal pero con mejores recompensas).

Nosotros preferimos jugar en la dificultad por defecto. Aquí es necesario hacer una digresión: mientras que nuestro Hechicero salió de picnic y sólo cayó en combate una vez durante toda nuestra experiencia con la beta, al Bárbaro (clase más cercana a las que solemos elegir en juegos de este estilo) le resultó mucho más complicado e incómodo, por lo menos hasta dominar habilidades de Sangrado. Seguramente Blizzard hará ajustes, pero notamos un claro desequilibrio de poderes entre estos dos personajes. Nuestro Hechicero especializado en Electricidad aniquilaba a las hordas del Mal como si fueran de manteca, por lo menos hasta llegar a nivel 15, cuando nos fuimos cruzando con rivales más demandantes.

Si alcanzamos el nivel 20 durante la beta, se nos otorgan algunos elementos cosméticos y títulos para el lanzamiento definitivo de Diablo IV: a nosotros nos llevó unas 5 horas. Vale mencionar que nuestro progreso en la beta será eliminado una vez que termine, y no se podrá heredar la experiencia ni los ítems reunidos en estos fines de semana. 
 


Por si hiciera falta mencionarlo, también estará ahí todo lo que esperan de un Diablo: pueblos con comerciantes, una lluvia constante de ítems cada vez más poderosos, portales, y diálogos que dan algo de vergüenza ajena.

El juego se ve bien, especialmente en lo referente a escenarios. Las tomas de cámara se reposicionan para algunas cinemáticas y, en general, está bien dirigido. En este sentido muestra una evolución con respecto a los títulos anteriores, que eran estáticos. Diablo IV puede llegar a ser muy bello, especialmente cuando llegamos a zonas arquitectónicamente complejas, y también hay una verticalidad que no existía en los juegos anteriores. Además, y esto es fundamental, decide alejarse de la estética caricaturesca basada en Warcraft que había permeado a Diablo III para volver a tornarse más realista y, según sus propios creadores, anclarse en el heavy metal y la fantasía medieval clásica, como los dos primeros juegos de la franquicia.

Los enemigos tienen diseños muy conseguidos y, además, se comportan de manera más sofisticada: ya enfrentamos bichos más rápidos de lo que habíamos visto jamás en esta saga, o vimos cómo ciertos grupos nos rodeaban y atacaban de manera más planificada que los monstruos de antaño.

Nuestra Series S lo corrió a 1440p a 60 frames por segundo estables. En Serie X sube a 4K; la vieja Xbox One lo corre a 900p y 30 frames, y la One X a 1440p también a 30 frames. Aunque se auguró que el juego prácticamente no tendría tiempos de carga, sí que existen, y no son muy rápidos, pero tampoco resultan intrusivos. En varias oportunidades notamos que el personaje retrocedía automáticamente al cambiar de zona, como dándole tiempo al mapa para que termine de aparecer: una desprolijidad que tal vez tenga solución a futuro. 
 
 
Al momento de escribir estas líneas, a mediados de Marzo de 2023, el precio de reserva de la edición Standard de Diablo IV era de $10.490 en el store argentino de Xbox. La Edición Digital Deluxe sube a $13.990 y suma el Pase de Batalla de Temporada, monturas y elementos decorativos. La edición Ultimate es la más cara, a $14.990, y brinda aceleradores de progreso para el mencionado Pase de Batalla. Hace pocos días, Microsoft aseguró que -pase lo que pase con la adquisición de Activision Blizzard- Diablo IV no entrará a Game Pass en su lanzamiento, lo que deja a los fanáticos evaluando cuidadosamente si invertir esta suma.

Nosotros podemos adelantarles el siguiente balance: Diablo IV retoma la estética oscura de comienzos de la saga, y eso es algo que personalmente celebramos. La jugabilidad, aunque muestra aún algunos problemas de paridad entre personajes, seguirá siendo calibrada pero ya es tremendamente divertida. Además, sin dudas saldrá con mucho contenido y, si continúa con la tradición, irá recibiendo más a medida que pasen los años. Aunque se notan algunas costuras típicas de una beta, nuestra intuición cree que será un juego de gran calidad, digno de su mítico pedigrí.