REVIEW: Cyberpunk 2077



Por Ariel “Kaji” Fuentes

AVISO IMPORTANTE: Esta review se hizo antes y después del parche 1.04 del fin de semana pasado. Todas las fotos publicadas en este artículo pertenecen a la versión de Xbox One X. Nuestra video review utilizará materiales de Xbox Series S y Xbox One S como soporte para sus impresiones.

El cyberpunk es un género de la ciencia ficción que suele imaginar los impactos de la tecnología moderna y la virtualidad sobre la vida social de los humanos. Desde su surgimiento, a finales de los setenta, ha ofrecido material muy fértil para la literatura, el cine, y los cómics: podemos mencionar ejemplos clásicos como Blade Runner, Akira, o la saga Matrix. Los videojuegos también han tenido una relación íntima con estos escenarios distópicos, y aunque podemos citar numerosos títulos, ninguno generó la expectativa del gigantesco y polémico Cyberpunk 2077.

En 2012, una relativamente humilde empresa polaca, CD Projekt Red, anunció que había empezado a trabajar en un título denominado Cyberpunk 2077. Aunque ya contaban en su currículum con las dos muy buenas primeras entregas de la historia de Geralt de Rivia, en 2015 lanzarían The Witcher 3: Wild Hunt, ampliamente considerado uno de los mejores videojuegos jamás programados. En Colectiva Xbox lo elegimos recientemente como el mejor título de la Octava Generación. 

Esa obra maestra llenó las cuentas bancarias de CD Projekt Red, pero también generó un nivel sin precedentes de expectativas alrededor de su siguiente producto.

 

El juego se basa en la obra de Mike Pondsmith, un autor estadounidense que creó la franquicia Cyberpunk originalmente como juego de rol de mesa, en 1988. Cyberpunk nos propone vivir virtualmente en un siglo XXI post-apocalíptico, donde la guerra nuclear y la devastación del medio ambiente han empeorado la calidad de vida de las mayorías. La desigualdad social y la violencia se han disparado. Las historias contadas por Cyberpunk tienen como núcleo a Night City, una metrópolis de cinco millones de habitantes donde las mega-corporaciones ocupan la cúspide de la pirámide y los estratos más bajos luchan por sobrevivir en calles dominadas por la tecnología. 

Los videojuegos han abordado este tipo de escenario en múltiples oportunidades, considerando que se trata de una combinación muy sugestiva. Tenemos que mencionar, dentro de esta tradición, a juegos como System Shock, la saga Syndicate, o los extraordinarios Deus Ex. Sin embargo, ninguno de ellos alcanzó la escala y el nivel de detalle de Cyberpunk 2077. 

Habitaremos el cuerpo de V, un mercenario cuya meta en la vida es transformarse en una leyenda urbana. Podemos optar entre tres orígenes distintos, cada uno de los cuales tendrá implicancia en la historia y las misiones: un nómada a lo Mad-Max, un “hijo de la calle” vinculado a bandas y conocedor de los códigos del inframundo, o un miembro de la élite corporativa. 


The Witcher 3: Wild Hunt alcanzó el Olimpo en gran medida por cómo contó su historia. Cyberpunk 2077 no defrauda en ese aspecto y, una vez más, CD Projekt Red demuestra que en su plantel cuenta con maestros de la narrativa. La trama, los diálogos y las potenciales ramificaciones de nuestro camino exudan una calidad superlativa. Cada conversación está imbuida de referencias a la cultura popular, de lenguaje y gesticulaciones creíbles, y de un magnetismo que nos mantendrá en vilo durante las aproximadamente 25 a 30 horas que la campaña principal nos debería insumir si la abordamos sin prisa pero sin pausa.

Sin spoilear, basta decir que el nudo del argumento tiene que ver con temáticas muy relevantes en el mundo actual: la inteligencia artificial y su posible superación de la mente humana, la destrucción de lo natural y su progresivo reemplazo por nuevas tecnologías, los imparables procesos de urbanización y el cada vez mayor poder de las grandes empresas, que desdibujan la frontera entre lo privado y lo público en una obsesiva carrera por la ganancia económica.

Considerando que abreva en la tradición cyberpunk más pura, no sorprende que el juego tenga una relación romántica con la rebeldía. Son constantes los homenajes al rock: la mayoría de las misiones, por ejemplo, tienen el nombre de algún canción icónica. Space Oddity de David Bowie, Disasterpiece de Slipknot, I Fought the Law de The Clash, Last Caress de The Misfits, o Seek and Destroy de Metallica. El personaje interpretado por Keanu Reeves, Johnny Silverhand, representa a esta subcultura contestataria, anti-corporativa, que glorifica a la libertad. 



Además de esa sutil nostalgia por un género musical que parece encontrarse en retirada, Cyberpunk 2077 también plantea una relación muchas veces problemática entre la naturaleza y la tecnología. Desde la mente de V experimentaremos una serie de eventos que nos llevarán a interpelar el sentido de la experiencia humana en un mundo crecientemente digital: los beneficios técnicos de potenciar nuestros cuerpos y mentes fusionándonos con máquinas siempre parecen tener, aquí, un eventual correlato negativo y, en última instancia, una pérdida de humanidad.

A diferencia de juegos como GTA V, que son una parodia de la sociedad contemporánea, Cyberpunk 2077 se toma a sí mismo muy en serio cuando critica los aspectos más feroces del capitalismo. Si tenemos en cuenta que se trata del juego que más unidades vendió en su lanzamiento en PC en toda la historia, tenemos aquí una aparente paradoja.




Esencialmente, Cyberpunk 2077 es un RPG de mundo abierto en primera persona. Exploraremos la imponente Night City, uno de los escenarios más orgánicos jamás diseñados para un videojuego. Aunque es menor en superficie que otros mapas célebres (como Skyrim o Los Santos), la densidad y verticalidad de la ciudad de Cyberpunk 2077 la transforman en un laberinto difícil de memorizar y siempre sorprendente. Hay misiones o eventos a realizar en cada rincón, multiplicidad de ítems por recolectar, y un ecosistema urbano considerablemente logrado.

Al desplazarnos por Night City y sus alrededores desérticos, seremos expuestos a entornos usualmente hostiles, casi sin rastros de vida animal o vegetal, con múltiples luces de neón, rascacielos imposibles para la ingeniería de hoy, y callejones neblinosos llenos de decadencia. Obedeciendo a su material de referencia, Cyberpunk 2077 está construido en base a una estética retrofuturista: así se creía que sería el futuro en los ochenta, la época dorada del género.

En sus mejores momentos, Night City ofrece un vistazo a lo que puede ser el futuro de los videojuegos: mundos vivientes, creíbles, que tienen una rutina y un tamaño dentro de los cuales sólo somos un actor más. Esta complejidad, como veremos, cobrará un alto precio en términos de rendimiento de nuestro hardware y de problemas técnicos. 



Podemos personalizar el género, la voz y el aspecto físico de V en un menú que incluye detalles sexuales explícitos. Vale mencionar que es un juego constantemente cargado de sexualidad y no se recomienda para menores de edad. Podemos ir consiguiendo diferente equipamiento, con variadas características estéticas y funcionales. V cuenta también con un vasto árbol de habilidades, que iremos alimentando y configurando de dos maneras distintas:

Por un lado, al acumular experiencia subiremos de nivel como en cualquier juego de rol y podremos optar por fortalecer determinados aspectos de nuestro personaje, como la fortaleza física, la inteligencia, o sus reflejos. Esto traerá ciertos “perks” o beneficios específicos. Por ejemplo, en nuestro caso optamos por utilizar una combinación de katanas japonesas y rifles de francotirador, focalizándonos en atributos relativos a dichos estilos de armas. 

Por otro lado, también potenciaremos automáticamente aquellas habilidades que más usemos, más en línea con lo visto en los juegos de la saga Elder Scrolls, por ejemplo. Pelear mucho en combate mano a mano redundará eventualmente en una capacidad mayor para golpear; correr o saltar constantemente nos hará más ágiles.



El resultado es una constante sensación de empoderamiento de V. Sabemos, y sentimos, que cada hora transcurrida en Night City está teniendo como consecuencia un poder mayor para nuestro avatar. En general, es un sistema convincente. Hacia finales del juego, cuando mi personaje alcanzó el nivel 30, era una máquina de matar prácticamente imparable, mezcla de Kenshin Himura cibernético con Terminator T-800. Ni siquiera los enemigos más poderosos del juego podían soportar una pelea con mi V: sólo dos facciones, la policía y los misteriosos médicos militares del Equipo Trauma, tenían posibilidades de dañarme seriamente y hacerme escapar debido a sus refuerzos aparentemente infinitos. 

El sistema de combate es gratificante y complejo. Aunque carece de la absoluta sencillez y precisión de títulos como Destiny 2 o los últimos Call of Duty, lo compensa ofreciendo una versatilidad asombrosa para abordar nuestros conflictos. Podemos hackear elementos del escenario para distraer o cegar a nuestros enemigos; abusar de un sistema de sigilo excesivamente permisivo; aprovechar las ventajas de un buen rifle de larga distancia, o bien -como optamos en nuestro caso- concentrarnos en el combate cuerpo a cuerpo. Una vez que manejemos el doble salto y los desplazamientos rápidos, más algunas armas de alta calidad de nuestro gusto, podremos dominar prácticamente cualquier situación. 

Hay variedad de actividades por realizar, más allá de la fantástica historia principal. Tenemos que destacar a las interesantísimas misiones secundarias, de una calidad que rivaliza con las mejores que jamás hemos jugado. Algunas de ellas son extensas, cuentan con múltiples etapas, y profundizan nuestra relación con un elenco de personajes muy bien caracterizados. Intervendremos en conflictos armados, nos infiltraremos en instalaciones de todo tipo, compraremos vehículos extremadamente bien diseñados, y mucho más. Aunque hay una clara tendencia a los enfrentamientos armados, también tendremos que investigar, realizando interrogaciones, explorando los escenarios con nuestro escáner visual integrado y jugando a los detectives en algunas soporíferas grabaciones virtuales (no muy logradas y tal vez entre los momentos más tediosos de lo que es, por lo demás, un viaje memorable). 

Las decisiones que tomemos a lo largo del camino tendrán consecuencias divergentes. Existen 5 finales distintos, ninguno de los cuales es precisamente utópico, pero todos resultan coherentes y razonables considerando las respectivas elecciones que nos llevaron hasta allí.




Detengámonos un momento en los controversiales aspectos técnicos del juego. En primer lugar, su rendimiento es irregular. Para experimentarlo en toda su gloria, necesitaremos de una PC de alta gama, con una tarjeta gráfica poderosa y reciente. Un paso por debajo se encuentran las consolas de última generación: la Serie X lo puede correr en dos modos (Performance o Calidad), calibrando los niveles de detalle y la resolución pero consiguiendo una experiencia muy satisfactoria. 

Durante las 10 horas que un miembro del staff jugó en su Xbox Series S, no hubo problemas graves: sin embargo, sí se notó la baja resolución de numerosas texturas, evidenciándose una falta de pulido general, pero es una experiencia mucho más jugable y el juego se puede disfrutar al menos a diferencia de la gran mayoría de las versiones en consolas. Cabe remarcar que la versión actualmente jugable en Xbox Series S (y X) no está optimizada específicamente para esta nueva generación, algo que se promete recién para 2021. 

Pero también otro miembro del staff jugo Cyberpunk en Xbox One S, que en conclusiones es una experiencia dolorosa no solo por el framerate, también añade que el segundo mayor problema es que hay un granulado constante y pervasivo a lo largo del juego, que se percibe en mayor medida en la noche, incluso cuando desactivas el granulado cinemático. En realidad deja una imagen de correr en muy baja resolución. Otro asunto es que los modelos y las texturas demoran en cargar. Este problema lo alivió el hotfix 1.04 pero aun ocurre en ciertas ocasiones, aunque ya muy menores.

En las consolas de la familia Xbox One, la canción es muy distinta. Hicimos el grueso de nuestro análisis de 45 horas en una Xbox One X, que logró ejecutarlo casi constantemente a unos 30 cuadros por segundo, a costo de una resolución significativamente baja y de detalles reducidos. Tampoco pudimos gozar del alabado modo raytracing, que sí ofrecen las consolas más nuevas. Aunque en lanzamiento sufrimos crasheos cada media hora, tras el primer parche (el 1.04) la mejora fue dramática y pudimos terminar el juego sin mayores problemas. 


No recomendamos jugar a Cyberpunk 2077 en una Xbox One “fat” o Xbox One S. Estamos en presencia de un mundo que lamentablemente excede a las posibilidades técnicas de estos dispositivos. Los reportes hablan de resoluciones inferiores a los 720p y menos de 15 cuadros por segundo. Una obra como Cyberpunk 2077 no merece ser vivida así.

Incluso cuando no suframos algunos de los numerosísimos bugs, seremos acechados por el framerate inconsistente, el cual empaña la experiencia principalmente en espacios abiertos y en combate. Otro problema, aunque fácilmente solucionable, es lo invasivo del filtro cinematográfico, que sugerimos desactivar para una perspectiva más limpia.

Exceptuando PC y Xbox Series X, el juego da la impresión de correr a una resolución claramente inferior a la de actuales portentos gráficos, como Doom Eternal, Destiny 2 o el mismísimo Watch Dogs: Legion, que es tal vez el ejemplo reciente más comparable a Cyberpunk 2077.

Punto aparte para los ya famosos bugs de este juego: al intentar ofrecer un mundo virtual tan sofisticado, se evidencian una serie de errores que ya han sido alimento para los creadores de memes. NPCs y vehículos que desaparecen; armas que dejan de hacer daño o flotan sin sentido; objetos que se disparan sin razón aparente; elementos de la interfaz que no desaparecen cuando debieran hacerlo; texturas que tardan demasiado tiempo en cargar. En un grado mayor de gravedad, también hemos encontrado dificultades en la progresión de ciertas misiones, necesitando resetear nuestras consolas para poder avanzar.

La inteligencia artificial es notablemente torpe, algo que resulta particularmente irónico en un juego que la tiene como tema prominente. La mayoría de los enemigos no reacciona con certeza a nuestras acciones. El tránsito es caótico y veremos situaciones hilarantes. El mismo minimapa no se encuentra correctamente configurado, no otorgándonos una perspectiva lo suficientemente amplia como para reaccionar a sus instrucciones.

Asimismo, y en otro orden de problemas, debemos mencionar un sistema muy mejorable de looteo (juntaremos demasiado equipamiento), de crafteo (no tiene sentido buscar los elementos necesarios para fabricar ciertas armas) y de economía en general (ciertos vehículos y mejoras para nuestro cuerpo son monetariamente inaccesibles, a menos que explotemos la compra y venta de un ítem en particular, algo que seguramente será subsanado a futuro).

A pesar de su mencionada insistencia con el rock, la banda de sonido es variada, e incluye géneros populares con cierta obvia inclinación hacia la electrónica. A pesar de ciertos momentos de inexplicable silencio en algunas conversaciones, el diseño de sonido es excelente. Voces, vehículos, armas y sonidos ambientales se escuchan tal como uno imagina que lo harían en una ciudad así de caótica. 



Este título sufrió tantas demoras que su precio en pesos argentinos se fue elevando desde que se habilitaran las reservas. En el store argentino de Xbox mantiene el precio de lanzamiento de $2499, que consideramos ambiguo: por un lado, accedemos a uno de los juegos más ambiciosos de la historia. Por otro, estamos efectivamente jugando a una beta paga, dado que -como insinuamos durante este análisis- Cyberpunk 2077 aún está a meses, o tal vez incluso años, de alcanzar su verdadero potencial. Como dato a tener en cuenta, no sabemos si el juego piensa o no ser retirado a futuro de la Xbox Store, ya que Sony retiro el juego de su propia tienda digital el jueves 17 de diciembre por la noche. CDPR dijo que de momento no han tenido charlas de estos temas con Xbox.

Cuando todo funciona como debería, Cyberpunk 2077 se eleva supremo y marca nuevos límites para lo que puede expresar un videojuego. Absorbe influencias variadas: ciencia ficción de calidad, lo mejor de los mundos abiertos de la última década, mecánicas diversas, divertidas, y bien integradas con su universo, y una historia extraordinaria, digna de su ilustre predecesor. CD Projekt Red confirma su reputación como la vanguardia de la industria: es un estudio merecidamente legendario.

Desgraciadamente, la tiranía del tiempo y de la industria implican que sea lanzado antes de lo ideal. Los largos ocho años transcurridos desde aquel lejano primer anuncio y la mera codicia de sus creadores lo han transformado en un producto que trasciende las capacidades técnicas de las plataformas a las que estaba originalmente destinado. La supremacía del dinero y las ansias de rentabilidad, elementos que el juego critica agudamente, paradójicamente llevaron a los directivos de CD Projekt a explotar a sus trabajadores y, aún así, publicar Cyberpunk 2077 antes de que estuviese realmente listo para ver la luz. La profundidad de los problemas técnicos del juego está empañando lo que debería haber sido uno de los lanzamientos más importantes de la historia, por las expectativas que lo rodeaban y por la trascendencia misma del proyecto.

No dudamos que eventualmente será mejorado y optimizado, y considerando el historial de su desarrolladora, es altamente probable que reciba contenido adicional de enorme calidad. Recordaremos a este juego y hablaremos de él durante décadas, tanto por su ambición como por su impacto cultural. Si experimentarlo ahora o en el futuro es una decisión muy personal.

  • Desarrollado por: CD Projekt Red
  • Publicado por: CD Projekt / Warner Bros. (América) / Bandai Namco (Europa)
  • Fecha de lanzamiento: 10 de Diciembre de 2020
  • Plataformas: Xbox One, Xbox Series, PS4, PS5, Stadia, PC (Steam)